miércoles, 28 de diciembre de 2011

ODA AL BONIATO (RACIONES PARA DESPUES DE UNA GUERRA)





Como ya he dicho en otras ocasiones, yo era un niño raro. A mi padre le traía un cliente, todas las navidades, una caja con un enorme surtido de dulces y a mí, los que más me gustaban eran unos llamados “pastelitos de gloría”, que recubiertos de una fina capa de ¿mazapán? Estaban rellenos de boniato.

 También, en el pueblo, mi madre compraba unas empanadillas dulces de boniato en las que la cobertura crujiente tenía un sabor a anises y el relleno, el toque sutil de la canela..

 El boniato, ha tenido en la España que yo no conocí, una reminiscencia ancestral de hambre y penalidades. A mi abuelo Manuel lo condenaron después de la guerra a seis años de cárcel, (de los que cumplió tres y medio) y a un año de destierro en Madrid. Allí pasaron muchas penalidades. Tanto era así, que mi abuelo y mi abuela (que se había ido siguiendo a su marido, dejando a sus dos hijos al cargo de sus padres) se hacían todas las noches, cinco kilómetros de ida y cinco de vuelta, para ir a casa de unos familiares a comerse un boniato asado.

 En la España que yo si conocí, la que distorsionada y endulzada, relata la serie “Cuéntame”, un señor en un triciclo, vendía tres bolitas de boniato teñido con los colores de la bandera y espolvoreados de azúcar, pinchadas en un palillo y creo recordar que valía dos reales.

 Hoy que estoy con un trancazo monumental, rebuscando en la verdulera he hallado una batata de las que venden ahora, de las naranjas, que mi mujer había comprado, no se para qué. Así que de vuelta del médico he comprado un paquete de obleas de empanadilla “La Cocinera” y he tratado de hacer un dulce en recuerdo de aquellos de mi infancia.
 Necesitareis:

 1 boniato o batata grande
 1 paquete de obleas para empanadillas
 1 cucharada sopera de azúcar moreno
 1 cucharada de miel
 1 cucharadita pequeña de canela
 1 huevo
 Azúcar blanca










Como hacerlo:

 Es tremendamente sencillo. Lavéis el boniato y lo ponéis en un a fuente al horno a 220º durante 1 hora.

 Lo dejáis enfriar, lo peláis y, cortado en trozos lo ponéis en un cuenco.
















Añadir el azúcar.








La miel







 Y la canela.







 Mezclar bien, tapar y dejar en la nevera.
 Sacar el paquete de obleas y dejar atemperar 10 minutos. Rellenar con la farsa, doblar y sellar con un tenedor.

 Batir un huevo con una pizca de sal.




      
                                    




 Sacar el paquete de obleas y dejar atemperar 10 minutos. Rellenar con la farsa, doblar y sellar con un tenedor.

 Batir un huevo con una pizca de sal.








Pintar las empanadillas y ponerlas en una bandeja de horno.

 Espolvorear azúcar blanca por encima.








Hornear 12 minutos, sacar y dejar enfriar.












 ¡¡¡¡Devorar con gula!!!!!

1 comentario:

  1. Una historia interesante, entrañable pero triste. Perdona, algo rarito si que sí, a mí los pastelitos gloria jamás me gustaron. Fijate mi ignorancia que creí que eran rellenos de yemas de huevo. Gracias por sacarme de la ignorancia.

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