jueves, 10 de mayo de 2012

MERMELADA A “LA VIDA EN EL CAMPO”




 Muchos de los que pasamos de los 50 y en algún momento de nuestra progre juventud, quisimos huir de la gran ciudad y buscar una vida más sencilla y tranquila, seguro que tuvimos en nuestras manos un libro que allá por los finales de los 70 y principios de los 80 se convirtió en la biblia de los entonces nos considerábamos rojos y alternativos, (los otros, los del Lacoste, estaban entonces estudiando mucho para hacerse con el poder y  conseguir en la actualidad hundir el estado del bienestar y a la clase trabajadora).
 Ese libro, que seguro aun tienen muchos cogiendo polvo en la estantería, era ni más ni menos que “La guía Práctica Ilustrada Para La Vida En El Campo” de John Seymour. Un volumen que de un modo enciclopédico te daba las pautas para vivir en el campo de un modo autosuficiente con lo que daba una granja. El libro en si es una pequeña joya, con unos preciosos dibujos y muy bien estructurado, que te explica de un modo didáctico, desde como desbrozar un terreno, hasta como producir conservas, chutneys, mermeladas y productos artesanos y así sacar algo de dinero en efectivo que te pueda complementar la economía.
 Estoy seguro de que muchos pos-hippies urbanitas de los 80 se lanzaron a intentar la utopía de la autosuficiencia campesina, siguiendo las divinas enseñanzas de ese ingles calvo y de enormes patillas que aparecía en los dibujos, ejecutando toda suerte de labores, desde arar un campo a esquilar una oveja. Posiblemente fueron muchos los llamados y muy pocos los elegidos y aunque estoy seguro que en muchos lugares de España hay hoy en día, gente que consiguió vivir del campo de un modo autosuficiente y que treinta y pico años después siguen haciéndolo, la gran mayoría de soñadores urbanitas volvieron cabizbajos, al cabo de unos años a la ciudad, se buscaron algo menos trabajoso, se conformaron con tener en el balcón macetas con plantas aromáticas y de vez en cuando, para conjurar la morriña por los años pasados y la juventud perdida, en esas tardes lluviosas de otoño, sacan el libro de la estantería y, en la quietud de la cocina deciden elaborar alguna mermelada que endulce los recuerdos en que todo era más sencillo y el horizonte aun ofrecía un futuro mas allá de las montañas.

 Mermelada de zanahoria, naranja y limón.
 Necesitareis:
 6 zanahorias grandecitas
 1 naranja grande
 1 limón
 1 litro de agua
½ kilo de azúcar (mitad moreno mitad blanca)






Como hacerlo:
 Pelar y rallar la zanahoria. Lavar bien el limón y la naranja, cortarlos por la mitad y luego en rodajas finitas.
 Ponerlo todo en una olla con el litro de agua. Cuando empiece a hervir, bajar el fuego y cocer 30 minutos.



Añadir el azúcar y cuando se haya disuelto bien, subir el fuego y cocer, unos 20 o 25 minutos, removiendo para que no se pegue, hasta que al pasar el cucharon (que debe ser de madera) se vea el fondo de la olla.



 Lavar unos tarros de vidrio y llenarlos de agua caliente para que se templen. Vaciarlos, escurrirlos un poco y llenarlos con la mermelada.
 Poner las tapas y girarlas un poquito. Cuando podáis coger el tarro con las manos, cerrar del todo las tapas y dejar enfriar.







Si se van a guardar mucho tiempo sería conveniente esterilizarlos, pero así como están, si los guardáis en el frigo sin abrir, os aguantan dos o tres meses sin problemas.

4 comentarios:

  1. Pues a mi, urbanita total, me fliparía también vivir sólo del campo.... Rica la merme para unas tostitas.

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    1. Me alegra que te guste, aunque creo que voy a estar un tiempo sin poner recetas por que no logro acceder al escritorio de blogger.
      Saludos.

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  2. ¿Sabes? Nunca, repito: NUNCA tuve un Lacoste. Bonita entrada, como todas

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  3. Es muy bonita la entrada, y el libro... pero me hace mucha gracia, bueno, me parece significativo, que aún siendo progre, en la portada aparezca la mujer currando en su casita y el hombre tomándose una birrita...! Aigh! Qué mundooo!

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