miércoles, 17 de octubre de 2012

EL DIA QUE MI MADRE HIZO GAMBAS CON GABARDINA



 

El día que mi padre murió, mi madre había hecho para comer gambas con gabardina. Cuando recuerdas un momento impactante de tu vida, junto a los recuerdos capitales (en este caso la visión del cuerpo sin vida de mi padre) otros recuerdos accesorios se mezclan en tu cerebro. En este caso el ver sobre el mármol de la cocina un plato de gambas con gabardina, listas para freír.

 

 Vivimos nuestras vidas como si no tuvieran fecha de caducidad. Repetimos los pequeños gestos cotidianos como si estos se pudieran alargar hasta el infinito y, un día, sin aviso previo, nuestra vida cesa  y esa cama que íbamos a hacer queda deshecha, esos platos que íbamos a fregar quedan sucios en la pila, esas gambas que íbamos a freír que dan frías en el plato y, de pronto, ya nada vuelve a ser lo mismo. Todo queda como en suspenso y, mientras esperas que la policía y los empleados de la funeraria lleguen, das vueltas por la casa tratando de asimilar la situación y te percatas de esos pequeños detalles cotidianos que ahora carecen de todo sentido. La mesa del comedor puesta para dos, la ensalada en la nevera esperando a ser aliñada, las gambas en un plato cubiertas con un papel film, listas para la sartén y caes en la cuenta de la fragilidad de todo lo que hemos formado a nuestro alrededor, de ese mundo que nos hemos ido construyendo desde niños como inmutable y eterno y, que de pronto, salta por los aires y asumes que entre los recuerdos dolorosos de ese día, no se sabe bien por que, (yo no consigo quitármelo de la cabeza) quedará el recuerdo de un plato de comida que nadie pudo degustar.


5 comentarios:

  1. Mucho ánimo, mucho mucho. Es una jodienda (a mi me ha pasado y prefiero no hablar de ello) el asociar algo a la muerte de un ser querido y que aunque te guste mucho mucho, no poder disfrutarlo sin acordarte.

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  2. Afortunadamente también asociarás otras cosas y tendrás otros recuerdos de él. Y eso lo tendrás para siempre contigo. Un abrazo y ánimo.

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  3. Ya ha pasado mucho tiempo, pero aún así mucho ánimo!
    Hoy hace 5 meses exactos que ha muerto mi padre... ahora lloro más que entonces, le echo en falta físicamente, su voz, su olor... en pleno síndrome de abstinencia estoy... un abrazo!

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