Una buena salsa de tomate es tremendamente pesada de hacer,
pero si sale bien es una gozada comérsela con cualquier vianda.
Formas de hacerla hay
tantas como cocineros. Cada uno tiene su método y sus manías. Que si pasada por
el pasa purés que si por la túrmix, que si tamizada, que si no, que si ajo, que
si no ajo, que si solo cebolla y tomate, que mejor con algo de zanahoria, que
si con más azúcar, que si con menos… y ya no digamos las especias. Que si
albahaca, orégano, romero, salvia….todo un mundo.
La cuestión es que si
seguimos unos mínimos pasos básicos, obtendremos unos resultados estupendos.
Necesitaras:
1 cebolla mediana
1 zanahoria
1 rama de apio
3 tomates maduros grandes
1 diente de ajo
2 cucharaditas de concentrado de
tomate
1 vasito de vino blanco
Sal, pimienta, orégano y
albahaca
4 cucharadas de aceite
1 cucharadita colmada de azúcar
Como hacerlo:
Picar las verduras
muy finas, salpimentarlas y rehogarlas hasta que estén tiernas y ligeramente doradas.
Agregar el tomate pelado y cortado en dados, añadir
la sal, el azúcar y las especias. Cocinar a fuego lento hasta que empiece a
ablandarse el tomate. Echar el vino blanco y dejar que se consuma
añadir entonces el concentrado y remover bien hasta que se
mezcle.
Pasar por la batidora
y por un colador, apretando bien con un cucharón para que pase lo más posible.
Dejar cocinar a fuego
lento hasta que el color anaranjado que había tomad vuelva otra vez a ser bien
rojo. Probar y rectificar de sal si fuese necesario.
Coger pan y un par de huevos fritos para acompañar