lunes, 31 de octubre de 2011



EL SOLOMILLO DE MI CUÑADA.  (1ª PARTE )




A esta receta la llamo así porque a la hermana de mi chica le encantó la primera vez que la probó en casa y de cuando en cuando me dice “cuñado, a ver cuando me haces un solomillo de esos tuyos”. Así que siempre que me acuerdo, preparo uno. Yo me quedo un trocito para mí (porque en casa soy al único que le gusta) y se lo llevo cuando subimos al campo donde viven.



La  primera parte es bien sencilla. Es como un proceso de momificación en miniatura.

 Necesitareis:

 1 Solomillo de cerdo.
 500 gramos de sal gorda
 375 gramos de azúcar moreno
 1 recipiente alargado con tapa (yo compro tarteras reciclables de aluminio del Mercadona)




Como hacerlo:

 Mezclar la sal y el azúcar. Poner una capa como de un dedo y medio de la mezcla en el fondo del recipiente. Poner el solomillo. Cubrirlo con el resto de la mezcla. Taparlo y anotar la fecha y hora. Meterlo en el frigorífico al menos 36 horas.



Pasado mañana os contaré la segunda parte del proceso.






OH SOLOMILLO.... EN RUSTIDERA


La sencillez hecha plato. Una comida nutritiva y sabrosa al alcance hasta del que asó la manteca. Eso sí, cuanta más calidad tengan los ingredientes, mejor estará.




Necesitareis:

 1 solomillo de cerdo
 2 ó 3 patatas
 1 ó 2  tomates
 ½ calabacín
 5 ó 6 champiñones grandes
 2 zanahorias
 ½ cebolla
 2 ó 3 cucharadas de aceite
 Sal y especias (yo pongo pimienta en la carne, pimentón en las patatas y ajo en los champis)
 Agua o caldo



 Como hacerlo:

 Untar una bandeja de horno con 1 cucharada de aceite. Salpimentar el solomillo, ponerlo en el centro y rodearlo con las verduras troceadas. Salarlas y especiarlas al gusto. Rociar con las otras 2 cucharadas de aceite. Poner medio dedo de agua o caldo.
  Precalentar el horno a 250 durante 10 minutos. Introducir la bandeja y hornear a 220 de 30 a 40 minutos y… a comer.






sábado, 29 de octubre de 2011



MIS CENAS TRISTES


Esta imagen es una muestra palpable de la tristeza de mis cenas de régimen. Debería ser aún más triste puesto que el chorrito de mahonesa que llevan los espárragos no debería estar ahí, pero que narices, un día es un día y además ayer era viernes y no solo me desmelené con el aliño, antes había bajado a quedar con una amiga para salir el domingo con las bicis y como trabaja en un bar, me tome dos cañitas y agarré un melocotón considerable.
 Es justo decir que antes de las cañas me había hecho media hora de ejercicios y una hora de bici estática, con la que, según el marcador había consumido 530 calorías, pero cuando  mi cuerpo me pedía meterme un bocadillo de panceta entre pecho y espalda me tuve que conformar con un salteado de pechuga de pollo con champiñones y cuatro puntas de espárragos que me dejaron silbando, agüita fresca para beber y de postre loco, un yogur desnatado.
 Recuerdo un chiste del Miguelito de Roméu que decía: ¿Cuál es el penúltimo placer del hombre? La gastronomía. ¿Y el último? Añorarla.

jueves, 27 de octubre de 2011



"UNA PASTUQUI IMPORTANTE"
(SIN COHECHO PASIVO)

A mí me gusta la pasta. De los dos tipos. Pero como de la impresa con números tengo poca, me conformo con la de comer.

 Desde hace algún tiempo está de moda la pasta fresca. No hay restaurante que se precie de moderno que no incluya en su carta algún plato que la lleve. Ya sea “ravioli” de bacalao al pilpil, con aceite de nabo picante y ensalada de rúcula al mascarpone de naranja” o “fetuccini de espelta y tomate raff, con  salsa de reducción de liebre campera y bolitas de cantalupo en vapor  al oloroso”.
 Yo siempre he comido la que compro ya hecha en el super, pero el otro día vi al Arguiñano que preparaba unos tallarines y me pareció bastante sencillo y me dije, “esto lo tengo que hacer yo un día.
 Así que hoy que necesitaba relajarme después de un día bastante puñetero, me he metido en harina (nunca mejor dicho) y aquí está el resultado.



Necesitareis (para 2personas):

 200 gramos de harina.
 2 huevos.
 1 cucharada de aceite.
 ½ cucharadita de sal.



Como hacerlo:

 Ponéis en un cuenco grande (eso de hacer un volcán encima del mármol y  verter lo demás  y tal, queda muy mono cuando lo ves en la tele, pero es un coñazo de mucho cuidado) la harina, los huevos, el aceite y la sal, lo amasáis bien, bien, hasta que se despegue de los lados del cuenco.



Enharináis la encimera y amasáis hasta que quede homogénea y elástica, (los puristas doran que 10 minutos. Con cinco va que se mata) la dejáis reposar 15 minutos tapada con un bol o similar (yo he usado un tupper).

                                     




Volvéis a enharinar la encimera y estiráis con un rodillo hasta que quede bien fina. Después la plegáis haciendo como un rollito y con un cuchillo afilado la cortáis en trozos de 1/2 centímetro.








Entonces las vais cogiendo una a una, desplegarlas y colgarlas del tendedero o de unos cucharones de madera o similar y dejarla secar unas horas, hasta que al cogerlas por un extremo queden tiesas.



 Entonces las podéis guardar en un tupper en la nevera hasta el día siguiente o cocinarlas en ese mismo momento. Agua hirviendo con sal y un chorrito de aceite, 4 minutos, escurrir y servir con la salsa que deseéis.




  A mí, simplemente con aceite, orégano y queso rallado me encantan.

miércoles, 26 de octubre de 2011


¡NO QUIERO MÁS FILETE CON ENSALADA!


El lunes la cosa prometía pero el martes ya empezó a torcerse. Mis suegros están pachuchos y       mi chica tuvo que ir a llevarlos al ambulatorio y luego se iba al curro, así que  yo le dije que  me comprara una bandeja de filetes de ternera y una bolsa de menestra.  Llegué del curro y me había dejado la menestra cocida, así que me la hice un par de filetitos. Luego, por la noche, como por el régimen solo puedo comer carnes magras, pescado blanco y verduras, volví a tirar de filetes con  una ensalada con los de canónigos de marras, pepino y alcaparras (mira, rima) y de postre me comí un tomate a cuchillo.



 Hoy ha tenido una mañana de aúpa y ha comido por ahí a salto de mata, así que llamada al móvil, por favor apáñate tú que yo ando de cabeza… y otra vez ¿Qué?, pues eso, los dos filetes que quedaban (había pechuga pero me apetecía aun menos) con canónigos, un trozo de pimiento rojo que quedó de las lentejas y pepinillos agridulces.



 De modo que esta tarde-noche (eran las 8:30) me he dicho: “Hasta aquí llegó la riada”, he abierto la nevera y un pimiento verde me ha mirado y le he dicho “tú relleno” y aquí está el resultado.



Necesitarás:
 1 pimiento (verde o rojo, es igual)
 1/2 calabacín (este es el que sobró del chop suey)
 2 ramas de apio
 2 filetes de pechuga
 1 bolsa de arroz congelado precocinado
1 trozo de jengibre
 3 cucharadas de aceite
 Sal, pimienta y perejil.



Como hacerlo:
  Poner el horno a precalentar a 220. Partir el pimiento por la mitad a lo largo, quitarle el rabo y las semillas, reservar. Cortar la verdura y el jengibre en trocitos y ponerlos a rehogar en la sartén con el aceite. Mientras meter la bolsa de arroz en el micro 2 minutos y cortar la pechuga muy fina.



 Cuando la verdura esté empezando a pocharse, añadir el pollo rehogar hasta que cambie de color y echar el arroz. Dar un par de vueltas y apagar el fuego.



 Poner los dos medios pimientos en una bandeja de horno y rellenarlos con la mezcla. Echarle un rayito de aceite, pimienta y perejil (yo le he puesto seco por que no tenía del fresco) y meter al horno a 200 grados unos 20 minutos.



Mañana como habrán reposado estarán más buenos que hoy, eso os lo aseguro.

martes, 25 de octubre de 2011




MI MAGDALENA DE PROUST
(O POR LO MENOS UNA DE ELLAS)



El huevo pasado por agua (no muy hecho) no se parece en nada a ninguna de las demás formas en que se puede cocinar. Por lo menos para mí, su olor. Su textura, su sabor, tienen el recuerdo de las tardes de otoño en la casa en la que viví mi primera infancia, cuando mi padre se tomaba uno para cenar. Mi madre se lo traía en un plato con un vaso al lado y él lo partía y con la cucharilla vertía el contenido dentro del vaso. Después le echaba un poco de sal, cortaba media rebanada de pan de hogaza y se la desmigaba dentro, lo removía con la cucharilla y se lo iba comiendo, despacio, paladeando cada pequeña cucharada, acompañándolo con un vasito de vino del Pinós, su pueblo. Rosado, que siempre es el que más le ha gustado.
 Yo recuerdo que le pedía que me diera alguna cucharada y su tibieza, ese sabor del pan mezclado con la yema y la clara poco hecha me viene a la memoria a poco que cierre los ojos.
 Cuando el vaso estaba casi vacío, lo cogía con la mano, lo inclinaba delante de sus ojos y con la cucharilla repelaba el fondo y los costados rebañando hasta la última miga de pan o resto de huevo y, acabada la faena, lo volvía a depositar en el plato con la cucharilla dentro, echaba un último sorbo de vino, se limpiaba los labios con la servilleta, la doblaba y la dejaba sobre la mesa. Entonces se salía al balcón a fumarse un cigarrillo. Mi madre retiraba el plato y le traía una pieza de fruta que se comía más tarde.
 Normalmente mis padres siempre cenaban juntos pero mi madre (como solía pasar en los años sesenta) se levantaba una y otra vez para traer las cosas o llevarse los platos, quizá por eso tengo la imagen (seguramente errónea) de mi padre solo a la mesa de la cocina.
 Ahora que estoy en la cincuentena me sigue gustando comerlos y seguir el mismo ritual (aunque hace diecisiete años que dejé de fumar y eso último me lo salto). El olor del huevo, el tintineo de la cucharilla, las migas de pan sobre la mesa, el aroma punzante del vino me llevan de nuevo aquella casa de mi primera infancia, en donde pasé sin ninguna duda, los que fueron los mejores años de mi vida.
 Ya veis lo que da de sí un simple huevo pasado por agua.

lunes, 24 de octubre de 2011



ESTA SEMAMA COCINA ELLA


Esta semana mi chica tiene turno de tarde así que le toca a ella andar entre perolas. Ayer me preguntó, ¿qué te apetece mañana? y como estamos teniendo los primeros días lluviosos del otoño, no lo dudé. ¡Lentejas con verduras! le dije.
 A mí me suelen gustar de todas las maneras. Con chorizo, sin, con costilla, con morcilla, sin morcilla, con una cabeza de ajos entera o con un par de ajitos pelados. Pero como a Pilar como ya dije, no le gustan los embutidos y las carnes grasas, en casa las hemos hecho siempre con hortalizas, que al niño también le encantan. Son sencillas de hacer y se digieren bien. Por cierto, las lentejas son de bote ya cocidas y quedan estupendas)

 Necesitaras:

 1 bote de 1/2 kilo de lentejas cocidas
 2 ó 3 zanahorias
 2 ó 3 ramas de apio
 1/2 pimiento rojo
 1 cebolla
 1 par de patatas grandes
 2 dientes de ajo
 4 cucharadas de aceite
 Pimentón
 Sal
 Agua para cubrir las lentejas

 Forma de hacerlo:

 Cortar la cebolla y el pimiento en trocitos, el apio en rodajitas y la zanahoria en medias lunas (que romántico), pelar los dientes de ajo y las patatas.
 Poner tres cucharadas de aceite en la olla, echar la cebolla y cuando coja un poquito de coló echar las otras verduras. Cuando estén blandas agregar las patatas cascadas (por eso de que suelten el almidón y tal y tal) rehogar y cubrir de agua.
  Cuando empiece a hervir, cocer unos cinco minutos y agregar las lentejas bien enjuagadas y escurridas, lo que les quita el sabor a tarro.
 Mientras en una sartén pequeña se pone la otra cucharada de aceite y cuando esté caliente se le añade una cucharadita de pimentón y media de hierbas provenzales (de venta en supermercados) se remueve y se echa en la olla.
 Cuando hierva de nuevo se deja unos diez minutos a fuego medio y ¡A comerrrr!

sábado, 22 de octubre de 2011



SUSHI PA TO DIOS
(O UN REGALO ORIGINAL)


Para mi cumpleaños, Pilar, mi chica, me regaló un mini curso de tres horas para aprender a hacer sushi y hoy me he pasado la mañana entre ollas, aprendiendo las bases de este aperitivo japonés.
 Yo ya había hecho sushi en casa un par de veces. La primera cuando me compré en El Corte Ingles un paquete que era un kit para hacerlo, que traía su esterilla y todos los apechusques y la segunda una vez que mi cuñada nos dio un paquete de alga nori que le habían mandado comer en una dieta y dijo que aquello estaba asqueroso a palo seco y se negó a comérselo.
 No me quedaron mal del todo, pero no lograba cogerle el punto al arroz y el rollo, me quedaba algo fofo, así que pensé que me apetecía hacer este cursillito para pillar esos pequeños truquis que no te enseñan los libros ni el internet.




 Pues efectivamente, todo tiene su técnica y al maestro el arroz le ha salido de lujo, así que he tomado muchas notas que pienso poner en práctica muy pronto.



 Son cosas como lavar mucho el arroz para que pierda el almidón, poner igual cantidad de arroz que de agua, poner al fuego el arroz con el agua fría, que el fuego sea fuerte y la olla destapada hasta que arranque a hervir y luego al mínimo 17 minutos con la olla tapada, dejarlo reposar 2 ó 3 minutos, verterlo en una bandeja grande, extenderlo y añadirle el yizu (que es una mezcla de vinagre de arroz, azúcar y sal), y enfriarlo rápidamente con aire (no en la nevera)ya sea con un ventilador o con un abanico y por último taparlo con un paño hasta el momento de usarlo.



También he aprendido por ejemplo que los langostinos para los nigiri (que son como unas porciones alargadas de arroz con pescado o marisco encima) e ensartan en una brocheta para cocerlos y así quedan rectos y se usan mejor.



Otra cosa que nos ha enseñado es la forma que tienen los japoneses de cortar el pescado, que es a contra fibra y resulta más fácil de morder, o también a marinar unos taquitos de atún fresco 20 minutos en salsa de soja y luego otros 10 en aceite de girasol y quedan como un salazón instantáneo que está riquísimo.



Y el truco del almendruco, forrando la esterilla con film transparente, la hoja de alga se queda bien agarrada y puedes apretar el rollo todo lo que quieras sin que se te vaya y te queda compacto, compacto.



En fin, que ha sido una mañana estupenda, rodeado de gente maja, con ganas de aprender y de pasar un rato divertido y a fe que lo hemos pasado.
  ¡Gracias mi amor!

viernes, 21 de octubre de 2011



POR FIN YA ES VIERNES

Pues eso, que el fin de semana acaba de comenzar y estas dos, tres horitas de despues de comer son las mejores de la semana. Hoy a ido mi mujer a por el peque y yo de momento he dejado los cacharros sin fregar hasta la noche. No hay que pensar que comida hacer para mañana, la nevera está practicamente llena y estoy solo durante un rato. He tocado un poco la guitarra, he arreglado una cosa que se había roto, le he puesto de comer a los pájaros y ahora, sentado frente al ordenador trato de explicar por que me gusta tanto este momento.
 En primer lugar, como he dicho, no hay que pensar en que cocinar mañana. Puedo levantarme inspirado y hacer un buen pollo al horno con patatas y verduras que nos encanta a los tres, o simplemente podemos, despues de tomar unas cervezitas con los amigos, comer por ahí o pillar cualquier guarrería tipo kebab y ponernos tocinos.
 Por cierto, yo mañana voy a un curso de comida oriental que me regaló mi chica por mi cumple. Ya os contaré que tal.
 Y el domingo, arrocito en casa de la señora Fernanda (que es mi suegra)

jueves, 20 de octubre de 2011



GRACIAS LIDL, MAÑANA CHOP SUEY
(CON FIDEOS CHINOS)


El LIDL es la cadena de supermercados más marciana de todas las que han abierto últimamente en Alicante. En él puedes comprar desde un kilo de manzanas a un microscopio con conexión USB (yo compré uno para mi sobrino) pasando por electrodomésticos, ropa, herramientas de todo tipo y las cosas más peregrinas que uno podría imaginar.
También suelen hacer promociones de alimentos típicos de los más diversos países, con todo tipo de alimentos, salsas, especias, cervezas, vinos y licores.
 Hará poco más de un mes y medio hubo una de alimentos orientales y me vine abarrotao de toda clase de Currys, Tikas Massala, fideos, brotes de bambú, salsas de soja y teriyaki, jengibre en polvo y demás variopintas sustancias.
 Hoy, buscando el paquete de sal para rellenar el salero me ha encontrado con le frasco de brotes de bambú y como tenía verduras y pollo, me he dicho: ¡Chop Suey de pollo! Y al decirlo me ha venido a la cabeza, ¡con fideos chinos!
 Así que he sacado el Wok (que estaba allá en la última esquina del armario sartenero y casi me deslomo para sacarlo) y me he metido en harina.
  
 Necesitareis:

 ½ pechuga de pollo
1 cebolla
2 zanahorias
½ pimiento rojo
½ calabacín
4 ó 5 champiñones
1 cuenco de brotes de bambú
1 diente de ajo
1 cucharada de vinagre
2 cucharadas de salsa de soja
1 cucharadita de jengibre molido
2 cucharadas de aceite
½ vaso de agua
½ cucharada de harina


Como hacerlo:

Cortar el pollo en tiras. Picar muy fino el ajo y mezclarlo con el vinagre, la soja, el jengibre, la harina  y el agua. Meter el pollo en la mezcla y remover bien. Olvidaos de él (de momento)



 Cortar toda la verdura en tiras y el champiñón en láminas. Poner el aceite en el Wok (o en la sartén  más grande que tengáis) e ir echando la verdura.



Primero la cebolla, la zanahoria, el pimiento y el bambú, luego los champis y por último el calabacín. Cuando veáis que empieza a estar más tierno que un video de gatitos, le echáis el pollo con mezcla y todo y le dais vueltas hasta que coja color y la harina ligue la salsa.


 Apagáis el fuego, lo tapáis, dejarlo reposar 5 minutos  y listo.




Los fideos los hacéis como indica el paquete (son 4 minutos) y como el que no quiere la cosa estaréis comiendo lo mismo que comían los trabajadores chinos que construyeron el ferrocarril  Unión Pacific (que parece ser que fue donde se inventó).

miércoles, 19 de octubre de 2011



Y MAÑANA... QUICHE DE VERDURAS CON GAMBONES

Esta tarde, buscando en el congelador alguna idea para mañana, en el fondo de uno de los cajones he encontrado una plancha de masa quebrada que me miraba con ojos suplicantes. Es esa plancha no usada que al comprar el paquete de dos por que se te ha ocurrido algun pastel, queda olvidada a su suerte meses y meses en un rincon del congelador.

 Hoy me he sentido magnánimo y la he rescatado junto con una bandeja de gambones congelados que andaban tambien algo banduendos y los he convertido, ¡oh prodigio! en una quiche.
Necesitaras:

 La susodicha masa quebrada.
 1 cebolla
 2 puerros
 1/2 pimiento verde (este es el que sobró de la sepia)
 1 bandeja de gambones congelados
 2 huevos
 1 brik pequeño de nata
 2 cucharadas de aceite
 Sal, pimienta y especias al gusto.
 Como hacerlo:

 Cortar toda la verdura finita, poner en la sarten con el aceite, salpimentar y especiar y rehogar a fuego bajo hasta que este blandita.
 Mientras, extender la masa descongelada ( si nó, no hay manera) en un molde, cortar la sobrante y pinchar el fondo con un tenedor (¿sabeis el chiste de la canoa?)
 Saltear aparte los gambones a fuego fuerte solo unos 20 segundos para que pillen color
 En un bol, batir los dos huevos con una pizca de sal, añadir la nata y mezclar bien.
 Verter el contenido de las dos sartenes en el bol, ligar bien y volcarlo en el molde.
 Horno precalentado a 250, unos 10 minutos. Meter y hornear a 220 unos 25 minutos y en ná de tiempo tendreis un peazo pastelaco como el de la 1ª foto.



P.D. Y de regalo una empiñadilla.

 Con la masa que me ha sobrado la he estirado, le he metido dentro una rodaja de piña partida en dos, la he pintado con la mezclilla de nata y huevo, la he espolvoreado de azucar y en 15 min. me he hecho el desayuno de mañana. A ver quien da más.