POLLO + REPOLLO = RECONTRAPOLLO
(O COMO IMPROVISAR EN EL SUPER)
Hay días que no sabes por dónde tirar. Ni si carne o pescado. Ni blanco ni negro si no todo lo contrario. Sales de casa camino del súper con una lista de todas las cosas que hacen falta para la casa y entre un chorro de cosas específicas (tipo huevos, leche, jamón, pan, galletas. Etc.…) anotas unos genéricos carne, verduras, fruta, porque es lunes y no tienes ni repajolera idea de que hay en la tienda y de lo que te apetece ese día. Aún más, no sabes qué puñetas vas a hacer de comer esa semana por que andamos de líos hospitalarios y no sabes quién come en casa y quien fuera. Así que después de cargar el carrito con todo lo apuntado, te vas a la sección fruta/verdura que está al lado de la sección carne/derivados y comienzas a mirar los estantes a ver si tienes una epifanía o por lo menos se te enciende la bombillita en el cerebro.
Vas más o menos pensando, peras que hace tiempo que no comemos, kiwis que van bien p´al intestino. Manzanas, que una manzana al día mantiene alejado al doctor. Luego, tomates que son necesarios para muchas cosas, lechuga para el niño que por suerte le encanta, canónigos pa mis cenas tristes, champiñones que apañan mucho… y aquí llega el dilema. Hace fresco y está lluvioso y me apetece un plato de cuchara, ¿que compro? Alcachofas, no tienen buena pinta. ¿Pimiento? Ya comimos la semana pasada. ¿Berenjenas? No aguantan bien de un día para otro. Así vas dándole vueltas sin llegar a ninguna conclusión, cuando desde un estante, un repollo te mira con ojos tiernos y, entre que es lunes y que estás hasta el moño de deambular por la sección, lo tomas en tus manos, lo miras como Hamlet a la calavera de Yorick y le dices, “vente pa casa”.
Luego pasas a la vecina sección de carnes y demás y entonces viene, “cuando matan a la chica”. Porque ya sabréis los que me seguís, que en casa son para la carne como muy especialitos, sobre todo mi Pili que le quita la grasa al “Pata Negra”, Así que Zancarrón u otra pieza de vacuno ni hablar. Y de cerdo ya ni hablamos, solomillo y lomo y pare usted de contar. ¿Cordero? Uff, quita, quita. Así que como habrán imaginado me fui directo al estante del pollo salvador y tiré mano de un producto made in bandeja de porexpan llamado eufemísticamente “solomillos de pollo” ahí es ná. Pollo con repollo, me dije, esto promete, así que muy ufano me volví para casita, donde de otros vestigios de verdura que rescaté del cajón del “crisper”, me marqué este guisico que nos hemos zampado este mediodía y que estaba la mar de bueno.
Necesitareis: (para 2- 3 personas)
8 solomillos de pollo.
½ repollo rizado.
1 cebolla.
4 dientes de ajo.
1 puerro.
2 zanahorias.
4 cucharadas de aceite de oliva.
1 cucharadita de pimentón dulce
Sal.
Pimienta.
Vinagre blanco.
2 vasos de agua.
Como hacerlo:
Pelar los ajos y cortarlos en láminas gruesas. Poner el aceite en la olla y dorarlos.
Picar las verduras, excepto el repollo, bien menudas y añadirlas cuando los ajos estén doraditos.
Salpimentarlas y rehogarlas bien hasta que estén blandas.
Cortar el medio repollo en juliana fina y añadirlo a la olla, dando le vueltas hasta que coja color
Añadir entonces la cucharadita de pimentón y removerlo bien, que se impregne todo el repollo.
Cortar cada solomillo en tres trozos, salarlo y agregarlo a la olla. Darle unas cuantas vueltas hasta que blanquee y echar un chorrito de vinagre.
Añadir los dos vasos de agua y subir el fuego hasta que arranque a hervir. Bajarlo y dejar 10 minutos.
Apagar el fuego y dejarlo reposar con la olla tapada hasta que se sirva.
“Bon apetite”.