viernes, 30 de diciembre de 2011

Y CODILLOS A LA MAR….SALADA.





Siguiendo con los salazones varios hoy os presento un experimento que ya hice otra vez y queda de lo más rico. En el blog “El Comidista” se hacía un roast beef previamente adobado en sal y yo pensé en algo que normalmente se vende ya en salmuera como es el codillo de cerdo. Últimamente, en el Mercadona los venden en fresco en el mostrador de carnicería  y es una pieza que me gusta mucho. Así que compré uno y lo dejé en sal gorda unas 12 horas. Hoy lo he sacado del salazón, lo he enjuagado bajo el grifo y lo he metido al horno, con unas patatas pequeñas enteras con piel, una cebolla partida por la mitad y un generoso chorretón de vino tinto, pimienta y hierbas. Nada más. Y nada menos.

 Necesitareis:

 1 codillo de cerdo fresco.
 1 kilo de sal gruesa.
 1 cebolla.
 6 ó 7 patatas pequeñas.
 1 vaso generoso de vino tinto.
 Sal, pimienta y hierbas provenzales.




                                     




Como hacerlo:
  12 horas antes, ponéis en una fuente un dedo de sal gorda, el codillo encima y lo cubrís con el resto de la sal.











Lo tapáis con un papel de aluminio y lo dejáis en la nevera.








 Ponéis el horno a precalentar a 250º, sacáis el codillo de la sal, lo enjuagáis bajo el grifo y lo secáis con papel de cocina.








 Untáis de aceite una bandeja de horno ponéis el codillo, las patatas lavadas y la cebolla pelada y cortada en dos


















   Regad con el vino, salad las patatas y la cebolla y poned pimienta y hierbas a todo. Un chorro de aceite generoso para terminar







 Tapad bien con una hoja de papel de aluminio y meted al horno a 250º durante una hora.











 Comer a voluntad.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

ODA AL BONIATO (RACIONES PARA DESPUES DE UNA GUERRA)





Como ya he dicho en otras ocasiones, yo era un niño raro. A mi padre le traía un cliente, todas las navidades, una caja con un enorme surtido de dulces y a mí, los que más me gustaban eran unos llamados “pastelitos de gloría”, que recubiertos de una fina capa de ¿mazapán? Estaban rellenos de boniato.

 También, en el pueblo, mi madre compraba unas empanadillas dulces de boniato en las que la cobertura crujiente tenía un sabor a anises y el relleno, el toque sutil de la canela..

 El boniato, ha tenido en la España que yo no conocí, una reminiscencia ancestral de hambre y penalidades. A mi abuelo Manuel lo condenaron después de la guerra a seis años de cárcel, (de los que cumplió tres y medio) y a un año de destierro en Madrid. Allí pasaron muchas penalidades. Tanto era así, que mi abuelo y mi abuela (que se había ido siguiendo a su marido, dejando a sus dos hijos al cargo de sus padres) se hacían todas las noches, cinco kilómetros de ida y cinco de vuelta, para ir a casa de unos familiares a comerse un boniato asado.

 En la España que yo si conocí, la que distorsionada y endulzada, relata la serie “Cuéntame”, un señor en un triciclo, vendía tres bolitas de boniato teñido con los colores de la bandera y espolvoreados de azúcar, pinchadas en un palillo y creo recordar que valía dos reales.

 Hoy que estoy con un trancazo monumental, rebuscando en la verdulera he hallado una batata de las que venden ahora, de las naranjas, que mi mujer había comprado, no se para qué. Así que de vuelta del médico he comprado un paquete de obleas de empanadilla “La Cocinera” y he tratado de hacer un dulce en recuerdo de aquellos de mi infancia.
 Necesitareis:

 1 boniato o batata grande
 1 paquete de obleas para empanadillas
 1 cucharada sopera de azúcar moreno
 1 cucharada de miel
 1 cucharadita pequeña de canela
 1 huevo
 Azúcar blanca










Como hacerlo:

 Es tremendamente sencillo. Lavéis el boniato y lo ponéis en un a fuente al horno a 220º durante 1 hora.

 Lo dejáis enfriar, lo peláis y, cortado en trozos lo ponéis en un cuenco.
















Añadir el azúcar.








La miel







 Y la canela.







 Mezclar bien, tapar y dejar en la nevera.
 Sacar el paquete de obleas y dejar atemperar 10 minutos. Rellenar con la farsa, doblar y sellar con un tenedor.

 Batir un huevo con una pizca de sal.




      
                                    




 Sacar el paquete de obleas y dejar atemperar 10 minutos. Rellenar con la farsa, doblar y sellar con un tenedor.

 Batir un huevo con una pizca de sal.








Pintar las empanadillas y ponerlas en una bandeja de horno.

 Espolvorear azúcar blanca por encima.








Hornear 12 minutos, sacar y dejar enfriar.












 ¡¡¡¡Devorar con gula!!!!!

viernes, 23 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD

Quiero desearos la navidad con el belén que ha hecho mi peque en clases de cerámica. Lo de detras de San José es un pulpo con chistera que el se ha empeñado en que tiene que estar ahí. Muy felices fiestas a todos y hacer bondad.

domingo, 18 de diciembre de 2011

MENOS ES MÁS


Hoy comía solo en casa y como soy un cotilla aparte de un cocinillas, me encanta ir al supermercado a descubrir que de nuevo me ofrece la moderna industria de la alimentación.

 Hoy en día, las empresas dedicadas a los preparados alimenticios, cada vez nos ofrecen una variedad más amplia de productos listos para ser consumidos. Sobretodo ahora, en fechas navideñas,  y de cuatro o cinco años a esta parte, las piernas de cordero rellenas, los “famosos capones de Cascajares”, los costillares, los “rotís” el cochinillo y toda la demás familia de cárnicas listas para “calentar y servir”, han invadido los estantes de los supermercados patrios para evitarle al ama (u amo) de casa, el tener que tirarse horas en la cocina,  para poner en su mesa ricas viandas navideñas.

 Pues bien, el otro día compre un muslo de pato, ya cocinado, que envasado al vacío se ofertaba en la sección de carnes del Mercadona. Lo compré más que nada por gula, (para que lo voy a negar) y lo tenía en la nevera en espera de darle un uso adecuado. Para que recordaros que mi chica nada más lo vio, me preguntó que para que había comprado “Eso”.  Hace unos años, en Paris, pedí para cenar una “salade avec Gesiers” para los dos, que es una ensalada con mollejas de pato y la engañé diciéndole que era jamón de pato para que se comiera la ensalada, (ni que decir tiene que los “gesiers” me los comí yo) por que si llega a saber que eran mollejas no toca ni la ensalada.




Así, como decía, hoy que comía solo he decidido hacerme un plato tipo “haute cuissin” con el muslito en cuestión. Así que he cortado en juliana una cebolleta y medio pimiento y los he salteado en abundante aceite (que narices, un día es un día) amén de una típica ensaladita de lechuga y tomate (de toda la vida) pero muy cortadita y aliñada con balsámico. El muslo lo he simplemente calentado al microondas y como podréis ver en la última foto, he dejado los huesos mondos y lirondos.

                                      

Alea Jacta Est

FALAFEL PASTORES, FALAFEL CHIQUILLOS






Doy gracias todos los días al que invento estas sabrosas croquetas de garbanzo,  y a los
Kebabs que se hallan repartidos por la geografía mundial, por que gracias a estas humildes frituras puedo viajar con mi chica por el ancho mundo sin preocuparme de que pase hambre.

 Crujientitas y con su salsa de yogurt y Hierbabuena, acompañadas de arroz  y ensalada, siempre que vamos a un Kebab las pide.

 Un día decidí probar a hacerlas yo en casa y la primera vez cometí el error de hacerlas con garbanzos cocidos y se despanzurraban en la sartén. Luego, leyendo bien las recetas que encontré en la red caí en la cuenta que los garbanzos había que ponerlos en crudo, solamente rehidratados en agua desde la noche anterior. También les pongo perejil en lugar de cilantro que a mi chica no le gusta mucho y un puñadito de piñones que aunque no vienen en la receta original, le dan un punto muy rico.

 Necesitareis: (para 4 personas)

 300 gamos de garbanzos en seco
 1 cebolla mediana
 3 dientes de ajo
 1 puñado de perejil
 1 puñadito de piñones
 Sal
 Pimienta
 Pimentón
 Canela







Como hacerlo:

 Se ponen los garbanzos a remojo en agua fría (aprox. 1 litro de agua para los 300 grs. de garbanzos) y se dejan toda la noche.






 Se escurren del agua y se trituran en una picadora, termo mix o similar







Se pone el majado en un cuenco amplio y se sala.








Se ponen en la picadora, la cebolla cortada en trozos, los dientes de ajo pelados, los piñones y el perejil. Se tritura fino.







 Se vuelca sobre los garbanzos







 Se le añaden el pimentón la pimienta y la canela, se remueve todo muy bien (preferiblemente con las manos)








 Se tapa y se deja reposar en la nevera para que se mezclen los sabores.








 Se hacen bolas pequeñas, del tamaño de una pelota de golf y se aplastan. (Hay un cacharro para hacerlas que es como un molde pero yo no lo he encontrado)






Se fríen en abundante aceite bien caliente.








viernes, 16 de diciembre de 2011

LOS CHUCHURÍOS DE MI NEVERA

Esta mañana, a las siete menos diez, o así, me he sentado con una taza de té delante del ordenador y he abierto la red. Al abrir el blog del comidista he leído  la entrada de Aló comidista y la segunda pregunta era sobre algo que todos tenemos en el “Federico”. Medio limón chuchurrío que nos negamos a tirar no se sabe bien por que extraño y atávico temor, quizá proveniente de cuando nuestras madres, criadas en la post- guerra nos inculcaban a fuego en nuestros infantiles cerebros que no había que tirar nada y menos el pan que era de Dios.
 Desde entonces, se acumulan en nuestras neveras, medios limones secos como el ojo de un tuerto, medias cebollas pansías que se resecan sin remisión, latas mediadas de algo, cuyo contenido da verdadera grima, huevos duros que ya ni recordamos cuando fueron cocidos, amen de sobrecitos de Ketchup del Burguer (sí, todos tenemos nuestro lado oscuro) y un tarro mediado de Chucrut que compramos en un arrebato de cosmopolitismo y que después de cuatro comidas ya no sabemos que hacer con el.

 Como acto de contricción he fotografiado mis gremlins neveriles para que sirvan de vergüenza y oprobio de este aprendiz de cocinero.

jueves, 15 de diciembre de 2011

MOUSSAKA LIGHT


Ya sé que puede sonar sacrílego que apostille como Light uno de los platos más recios de la cocina que se hace a orillas del mediterráneo, pero esta mousaka lleva unos truquitos que la hacen apta para todo el mundo, incluyendo a aquellos que como yo, están intentando perder unos kilitos antes del pantagruélico desmadre navideño.

 Tres o cuatro pequeños detalles. El primero es que aso la berenjena en el horno, sin aceite y queda mucho más ligera. El segundo es que en lugar de cordero uso pechuga de pollo que si es de corral queda muy sabrosa y tiene pocas calorías y lo tercero es que en vez de bechamel, cubro la mousaka con yogurt (incluso puede ser de 0 calorías) mezclado con ajo picado y especias y lo espolvoreo con pan rallado y un chorrito de aceite de oliva. (Lo del pan, por que ya sabéis los que me seguís que a mi chica no le gusta el queso).

 La receta  es muy sencilla.


 Necesitareis:

 2 berenjenas
 4 filetes de pechuga de pollo
 1 cebolla
 1 pimiento
 3 ó 4 tomates
 Albahaca
 3 yogures
 2 dientes de ajo
 4 cucharadas de aceite de oliva
 Sal
 Pimienta
 Pan rallado
 Perejil



 Como hacerlo:

 Lavar las berenjenas y cortarlas en lonchas a lo largo con piel. Salarlas y dejar que suelten el líquido como una hora.




Enjuagarlas y ponerlas en una bandeja de horno.

 Hornearlas hasta que estén blanditas y reservar.





 Mientras, picar la cebolla el pimiento y los tomates y sofreírlos en aceite. Primero la cebolla, después el pimiento.
 Cuando estén pochaditos añadir el tomate  y sofreír



 Trocear la carne y pasarla por la picadora para que quede bien fina.




 Añadirla a la sartén  y rehogarla, picando bien con la rasera para que no que de apelmazada

 Cuando esté hecha, añadir el perejil picado. Dar dos vueltas y reservar.

                                     


Pintar con aceite el fondo de una bandeja de horno.




Disponer una capa de berenjena cubriéndolo.

 Echar una capa de relleno y poner unas hojas de hierbabuena.

 Poner otra capa de berenjena y así hasta cubrir del todo.



 Batir en un cuenco el yogurt con el ajo picado y las especias que se deseen.

Cubrir la Mousaka. Espolvorear de pan rallado y echar un chorrito de aceite.



Hornear a 220º unos 20 minutos y servir con  música de Teodorakis.