El otro día probé el salmorejo por primera vez, en un
restaurantito de menú al que vamos a veces con mi madre y en el que se come
bien y a buen precio.
Me encantó su sabor
suave, su consistencia cremosa y el toque
del huevo duro y el jamón, así que decidí hacerlo, ahora que arden las calles
al sol de poniente que cantaba el otro.
Compré en el mercadillo unos tomates maduros que tenían buena pinta y me
fui a casa dispuesto a meterme en harina.
Necesitareis:
1 kilo de tomates
200 gramos de pan de
miga recia
170 cl de aceite de oliva virgen
extra
1 diente de ajo.
1 cucharadita de sal
1 chorrito de vinagre de Jerez
Como hacerlo:
Hacerle a los tomates
un corte en cruz en la base y escaldarlos en agua hirviendo un par de minutos,
sacarlos a un escurre verduras, enfriarlos bajo el chorro de agua, pelarlos,
quitarles el pedúnculo, cortarlos en trozos y ponerlos en un recipiente.
Mojar ligeramente el
pan en agua, escurrirlo bien y añádelo desmigado al tomate. Salarlo y añadir el ajo, el
aceite y el vinagre.
Triturarlo con la batidora hasta que quede bien cremoso,
añadiendo agua hasta que tome la consistencia de una crema.
Pasarlo por el chino para eliminar las pepitas del tomate y
dejarlo enfriar en la nevera una media hora.
Servirlo en plato hondo con un poco de huevo y jamón serrano
bien picados.