sábado, 29 de octubre de 2011



MIS CENAS TRISTES


Esta imagen es una muestra palpable de la tristeza de mis cenas de régimen. Debería ser aún más triste puesto que el chorrito de mahonesa que llevan los espárragos no debería estar ahí, pero que narices, un día es un día y además ayer era viernes y no solo me desmelené con el aliño, antes había bajado a quedar con una amiga para salir el domingo con las bicis y como trabaja en un bar, me tome dos cañitas y agarré un melocotón considerable.
 Es justo decir que antes de las cañas me había hecho media hora de ejercicios y una hora de bici estática, con la que, según el marcador había consumido 530 calorías, pero cuando  mi cuerpo me pedía meterme un bocadillo de panceta entre pecho y espalda me tuve que conformar con un salteado de pechuga de pollo con champiñones y cuatro puntas de espárragos que me dejaron silbando, agüita fresca para beber y de postre loco, un yogur desnatado.
 Recuerdo un chiste del Miguelito de Roméu que decía: ¿Cuál es el penúltimo placer del hombre? La gastronomía. ¿Y el último? Añorarla.

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