Mi encargado es cazador y siempre estamos con la coña
marinera de que si mata una y cuenta tres, de que si donde están las perdices
que aun no hemos visto ninguna, que si pa qué las guarda en el arcón congelador
si luego no se las come. Total, que el lunes quedó en que nos traería unas
cuantas pero que el no sabía hacerlas,
así que yo, como cocinillas y (digámoslo claro) un poco demasiao dispuesto, me
ofrecí. En que hora. El jueves se me presenta con una bolsa con ocho perdices
semicongeladas y sin desplumar ni limpiar. ¡Me cagoentó! la panzá que me pegué.
Había allí más pluma que en Chueca. Pero bueno, al final pude con ellas y
anoche las hice en escabeche y, no es por que lo diga yo, pero me quedaron de escándalo.
Hasta a mi hijo, que es muy especialito para las comidas le encanto la mollita
que probó.
Necesitareis: (para un puñao de
operarios de mantenimiento)
8 Perdices
3 Cebollas
1 Cabeza de ajos
1 vaso grande de aceite de oliva
1 vaso de zurito de vinagre
Agua
Sal, pimienta, 2 hojas de
laurel, tomillo y romero.
Como hacerlo:
Cortar las perdices
en trozos y salpimentar y aderezar con el tomillo y el romero.
En una sartén poner
el aceite y freír los ajos enteros hasta que empiecen a oler y pasarlos a la
olla.
Cortar las cebollas a la mitad y luego en medios aros hasta
que empiece a ablandarse un poco y pasarla a la olla.
Freír por tandas en
el aceite a fuego fuerte los trozos de perdiz hasta que queden doraditos.
y agua que cubra tres cuartos de las perdices.
Cerrar la olla,
ponerla al uno y cuando salga el pitorrico, cocer 30 minutos.
Dejar que pierda
presión de forma natural.
Comer en compañía.
Esto es la cata.
He triunfado como la Cocacola. No se han comido los huesos por que no podían, pero han mojado pan hasta hartarse, me han felicitado todosy no han dejado ni las migas.
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