El otro día tenía unos muslos de pollo en la nevera y.
cansado de hacerlos siempre de parecida manera, decidí adaptar la receta del
pato a la pequinesa a algo de andar por casa pero que resultara atractivo.
Los chinos utilizan
un tipo de melaza de arroz que yo sustituí por dos cucharadas de azúcar moreno,
una cucharada de miel y una cucharadita de concentrado de carne, que diluí en
dos vasos grandes de agua, en donde puse a escaldar los muslos durante un par
de minutos.
Previamente, había separado la piel de la carne y la había vuelto a sujetar, pinchándola con un palillo para que no se retrajera. Deje los muslos escurriendo sobre una rejilla.
Entonces reduje el
caldo hasta que adquirió consistencia de melaza y en una bandeja de horno unté con
ella los muslos por todos lados.
Los puse a 200º una
media hora, pincelando de vez en cuando con el resto de la melaza hasta que
adquirieron un tono oscuro y una textura crujiente.
Que queréis que os
diga, estaban buenísimos.
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