Como ya dije en la primera entrada del bonito, salieron dos
pequeñas, aunque preciosas huevas que me dispuse a salar y secar.
Esto era algo que no
había hecho en la vida, a pesar de los kilos de hueva de todo tipo que he devorado
en mi vida. Así que buqué en la red y , la verdad, no hay mucha documentación
sobre ello. O por lo menos yo no fui capaz de encontrarla. Muchas generalidades
sobre el modo y el tiempo de salado, que variaban de una página a otra.
Encontré una que daba
un listado de tiempos según el tipo de pescado a la que pertenecían las huevas
y un poco tiré por la calle de en medio.
Necesitareis:
2 huevas de bonito
1 kilo de sal gorda
Un poco de aceite de oliva
Como hacerlo:
Lavar las huevas en
agua fría para eliminar la sangre. Secarlas bien con papel de cocina.
En un recipiente
poner dos dedos de sal, acomodar las huevas y cubrirlas completamente con más
sal.
Poner encima peso
repartido por todo el recipiente (yo usé unos cantos de la playa)
Y guardar 48 horas en la nevera.
cubriéndolas con una rejilla o tarlatana para que no se
posen las moscas. Dejarlas un día a la sombra y otro al sol.
Una vez secas, frotarlas
con un poco de aceite de oliva y guardar en el Frigo envueltas en film
transparente.
Cortar unas lonchas
finas y acompañar con un tomate trinchado y unas olivas “trencaes” y “Carpe Diem”
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