El Ossobucco me encanta además de por la melosidad de la
carne (como el jarrete) por la salsa que lo acompaña y adereza. Es un lujo de
tomate, cebolla, zanahoria y apio regada con vino, aderezada con hierbas
mediterráneas y acabada al horno que le da un punto inconfundible.
Anteayer tenía unos
muslitos de pollo que no sabía como hacer y se me ocurrió aplicarle el mismo
tratamiento con ligeras variantes que lo hicieran menos intenso ya que comía
con mi hijo.
Sellar la carne asándola
en la sartén con poco aceite, en vez de enharinarla y freírla, poner un
chorrito pequeño de vino blanco en vez de tinto y dejarlo consumir por completo
y prescindir de la Gremolatta final para que mi hijo no empezara a apartar
trozos y la verdad es que me quedó exquisita.
Necesitareis: (para 2 personas)
4 muslos de pollo
1 cebolla
2 zanahorias
2 ramas de apio
1 bote pequeño de tomate pelado
entero
½ vasito de vino blanco
Aceite de oliva
Sal, pimienta y hierbas
provenzales
Como hacerlo:
Retirar la
piel de los muslos, salpimentarlos y sellarlos en una sartén a fuego fuerte.
Retirar.
Cortar en brunoisse a
cuchillo la cebolla. Trocear y picar en el procesador la zanahoria y el apio
(la cebolla si se pica en el robot pierde muchos jugos)
En una sartén con 4 cucharadas de aceite saltear
las verduras hasta que estén blandas.
Trocear el tomate y añadirlo con todo el líquido
que haya soltado
rehogar hasta que empiece a espesar. Agregar el vino y dejar
que se consuma
Añadir entonces un vasito de agua
cuando empiece a hervir, pasarlo a una bandeja de horno.
Disponer los muslos, espolvorear las hierbas y un hilillo de aceite.
Hornear a 180º
durante 25 minutos.
Servir acompañado de
pasta, arroz blanco o, como en este caso, patatas fritas.
Bon profit
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